Lo sé, tu pelo es fino y apenas consigues darle algo de forma y el volumen que te gustaría para que se viera con más cuerpo. Se rompe fácilmente y hay que darle más cuidados que los que llevaría un pelo normal. Así es y lo único que puedes hacer al respecto es ponerte manos a la obra y empezar a mimar tu cabello.
1. Aplica siempre acondicionador en cada lavado.
Para mantener la salud de los medios a puntas, es indispensable el uso periódico del acondicionador con cada lavado. De esta forma, te aseguras de que tu pelo fino no pierde la hidratación necesaria para que luzca sano y bonito.
2. El cepillado suave.
Cuando te peines, siempre procura desenredar tu cabello desde las puntas hacia arriba. En este caso, primero debes cepillar las puntas, luego de medios a puntas, para finalizar peinando desde la raíz hasta las puntas. Si sigues este sencillo paso, no tendrás que preocuparte por tener que cortar los temidos enredones o dañar tu pelo fino. Los cepillos de cerdas naturales vienen muy bien para hacer esto.
3. Lávalo con agua tibia y termina de enjuagarlo con agua fría.
Sí, como lees. Debes evitar a toda costa que el calor excesivo del agua dañe tu pelo, o de lo contrario, lo más probable es que cuando se seque, se vea sin vida, mate y encrespado porque el calor hace que las cutículas se abran. Lavarlo con agua tibia (tirando a fría) en el primer enjuague es lo ideal. En el segundo enjuague, el agua debe estar fría. Si haces esto, no sólo ayudarás a cerrar las cutículas para que tu cabello muestre todo su brillo natural, sino que también estarás ayudando a que crezca más rápido porque estás activando la circulación del cuero cabelludo mediante el agua fría.
4. Y hablando de calor... Evita en la medida de lo posible el uso de planchas, rizadores y secador con aire muy caliente.
El uso continuado de estos aparatos, sólo contribuye a empeorar el aspecto de nuestro tipo de pelo. Pero si tienes que usarlos, intenta que la plancha no supere los 150ºC y usa el secador a una distancia prudencial de 25 a 30 centímetros de tu cabello.
5. Duerme con el pelo recogido.
Con un simple moño alto será más que suficiente para proteger tu cabello del roce continuado durante la noche con la almohada. Pero puedes ir un paso más allá y envolverlo con un gorro de satén o bien usar forro de almohada de satén para asegurar que no habrá fricción y por lo tanto no habrán roturas.
6. Hazte un tratamiento con proteínas cada 15 días.
Este vendría a ser se cuidado extra que hará que tu cabello se sienta como en un spa. Los tratamientos deben realizarse con proteínas tales como queratina, proteínas de seda o aceite de coco, con los que lograrás que tu cabello se vea con más cuerpo y se fortalezca ante posibles roturas.
7. Hidrátate, haz ejercicio y come sano.
No hay mejor truco que ese. La belleza comienza desde el interior, es totalmente cierto y comprobado. Por ello, no olvides hidratarte a diario, incorpora a tu dieta alimentos nutritivos como el aguacate, las frutas, carnes blancas y vegetales y si no puedes o no te gusta hacer ejercicio, simplemente muévete más.
8. Masajea el cuero cabelludo.
Esto va a actuar de una forma parecida al último enjuague con agua fría y es que masajear el cuero cabelludo con los dedos durante unos minutos, activará la circulación de la zona y si eres constante con ello, tu cabello nacerá con más vitalidad.
9. Evita el uso de siliconas, sulfatos y parabenos.
Las siliconas añaden peso al cabello, ya que forman una película impermeable alrededor de cada hebra que las asfixia y no deja pasar otros agentes hidratantes necesarios para una óptima salud del cabello.
Los sulfatos son los que se encargan de la limpieza, disolviendo la suciedad y los aceites de nuestro cabello. Lo malo es que lo hacen de una manera agresiva, ya que eliminan por completo las grasas naturales de nuestro cabello y lo resecan.
Los parabenos son los conservantes del producto, pero se sospecha que podrían ser culpables de alterar el equilibrio hormonal del organismo.
10. Sécalo boca abajo.
Es verdad, compruébalo. Secar el pelo boca abajo te va a dar mucho más volúmen. Haciendo esto, conseguirás que las raíces se ahuequen más y le dirás adiós al temido apelmazamiento.

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